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Mind Management Methodology: Nuestro abordaje para navegar los nuevos escenarios disruptivos
Esta metodología es un framework de trabajo destinado a navegar nuevos escenarios. Puede ser aplicada frente a cualquier nueva disrupción, y por eso se vuelve particularmente relevante frente a la pandemia global desatada por el COVID-19. Si miramos más allá de la emergencia sanitaria, la súbita interrupción que este virus generó al funcionamiento globalizado de la civilización humana no tiene precedentes. Esta disrupción de impacto profundo y complejo ha desencadenado, a través de todo el actual tejido económico global, un sinfín de disrupciones, que cobran hoy un carácter exponencial e impredecible. Un futuro inabarcable para la mente humana. Hoy, estamos frente a la “Madre de todas las disrupciones”. Pero como toda disrupción, además de sus lamentables consecuencias, es también sinónimo de oportunidad. Su escala y magnitud dará nacimiento a transformaciones e innovaciones sin precedentes.
Poniendo el foco en las organizaciones, algunas nuevas preguntas que surgen en este momento son: ¿cómo me afecta lo que está pasando?, ¿cómo afecta o afectará a mi negocio, industria y trabajo?, y ¿cómo impacta en mis colegas, liderados y jefes? ¿Cómo me afecta a mí lo que le pasa a los demás en estas circunstancias?, ¿qué consecuencias tiene?, y ¿cómo están enfrentando esta situación mis proveedores, partners, socios, clientes? Hoy todos estos interrogantes, y muchos otros, son producto de la madre de las disrupciones. Sus implicancias se han inmiscuido en todas las organizaciones con un impacto de una magnitud colosal. Desde CoEducation Consulting, entendemos que los líderes necesitan priorizar en este momento una dimensión holística de sus colaboradores, de sus clientes, de sí mismos y de todas las personas con las que interactúa su organización, dimensión para la cual no se habían preparado. Esta, en efecto, se ha vuelto relevante de forma simultánea para todas las organizaciones a lo largo y ancho del planeta. Su carácter exponencial es lo que nos revela, de hecho, el carácter estratégico de abordar esta dimensión con celeridad.
Aquellos que lo hagan serán los que logren adaptarse con agilidad al nuevo paradigma.
Por eso, les presentamos Mind Management Methodology. Con esta metodología innovadora acompañamos a líderes y equipos, a través de un proceso ágil y dinámico donde recurrimos a diferentes simbologías, analogías, metáforas, ejercicios, imágenes y matrices. Ponemos especial énfasis en la generación de una atmósfera de confianza y un vínculo fluido entre las partes. Por eso, el aquietamiento de la mente, el silenciamiento de las voces internas, la escucha activa, la empatía, la congruencia y la aceptación incondicional serán actitudes y habilidades esenciales al momento de facilitar dicha conexión a lo largo del proceso.
Nuestro enfoque trabaja de manera dual: se chequean, rastrean y exploran, en simultáneo, tanto la dimensión intrapersonal como la dimensión interpersonal del ser humano. Es decir, abarca integralmente tanto la capacidad de relación de la persona consigo mismo como con los otros.
¿Por qué trabajamos la dimensión intrapersonal del individuo?
El COVID-19 nos recordó que lo único estable es el cambio. Si bien no existe ninguna certeza sobre cómo ni cuándo finalizará esta pandemia, podemos estar seguros de que le seguirán otras disrupciones. Por eso el enfoque M. M. M. resulta estratégico en contextos como el actual: nadie está exento del impacto multidimensional del COVID-19.
“Como es adentro es afuera, y como es afuera es adentro”, sostiene el principio de correspondencia. La disrupción que acontece en el mundo actual supone también una disrupción interna ineludible. Trabajar en la dimensión intrapersonal del individuo nos permite ubicar su mente en el tiempo presente, de forma tal de poder ayudarlo a elegir el modo en el que quiere transitar, en este caso, esta disrupción. El objetivo de esta metodología es guiarlo en su actitud y forma de respuesta frente a las disrupciones, instalando aprendizajes que le servirán para afrontar nuevos escenarios venideros.
El primer paso es conectar a la persona con algunos aspectos propios de la naturaleza del ser humano. Todos pensamos, sentimos y actuamos en concordancia. La forma en que pensamos condiciona cómo nos sentimos. Por eso, empezamos por observar nuestros pensamientos y preguntarnos: ¿quién es el observador?
Si podemos observar nuestros pensamientos, entonces hay una mente que los produce y un YO que los observa. Tras este ejercicio consciente, se genera la disociación del YO consciente con la mente: no somos nuestra mente ni nuestros pensamientos. A este ejercicio lo llamamos hackear la mente. Si la hackeamos, si logramos interrumpir su respuesta automática frente a lo que acontece, podremos elegir conscientemente cómo responder.
Los seres humanos tendemos a identificarnos con nuestros pensamientos permitiendo que el instrumento de la mente nos domine, en lugar de servirnos a nuestra voluntad. La dificultad que presentan situaciones extremas como las circunstancias actuales es que, para la mente no entrenada, esta tendencia a identificarse con sus pensamientos se torna insoportable ya que las circunstancias impactan intensamente en una multiplicidad de dimensiones y áreas de su vida. Es imposible huir, distraer o minimizar su impacto sostenidamente en el tiempo.
Todo lo que la mente piensa no es neutral. Las neurociencias han demostrado que aquello que pensamos pone en marcha todo nuestro organismo, activando nuestros sistemas. Nuestros pensamientos afectan nuestros sistemas nervioso, endócrino, inmunológico. Tienen un efecto directo en nuestro humor, en nuestra percepción de las situaciones, de los demás y de nosotros mismos. Generan emociones que influyen en cómo nos sentimos y en nuestra energía. Y todo ello influye en nuestra toma de decisiones. Cuando estos pensamientos se encuentran con el cuerpo, se produce la emoción. La emoción, como diría Eckhart Tolle, es el reflejo de la mente en el cuerpo.
Constantemente nos suceden procesos mentales inconscientes que somos incapaces de volverlos conscientes a través del pensamiento. Pero podemos buscar el reflejo de estos en el cuerpo, a través del registro de nuestras emociones. Por eso, decimos que la emoción es la reacción que produce el cuerpo a su mente.
Uno de los tantos registros físicos de nuestras emociones, y el más inmediato, es el chequeo del ritmo de la respiración. Ésta es un vehículo que nos ayuda a conectarnos emocionalmente, ya que cada emoción tiene un ritmo respiratorio distinto. Prestar atención a su respiración puede ser revelador, además de una herramienta útil para desactivar desbordes emocionales.
Al hackear la mente, entonces, interrumpimos el proceso de respuesta automática de nuestra mente y sus efectos en todos los sistemas de nuestro organismo. Por lo tanto, podemos gobernar nuestros pensamientos y emociones.
Por eso, parte del recorrido de esta metodología es acompañar a la persona a que se dé cuenta de las emociones dentro de su cuerpo, que muchas veces aparecen en forma de síntomas (incapacidad para conciliar el sueño, ansiedad con manifestación física, sudoración, bruxismo, entre muchísimos otros síntomas).
¿Por qué trabajamos la dimensión interpersonal del individuo?
Una vez que la persona atraviesa los primeros pasos de esta metodología, que refieren a su mundo intrapersonal, se encuentra en condiciones de poder verse y de incorporar lo aprendido a modo de herramientas para registrar cómo está, cómo piensa y cómo se siente. Como coach´s, colaboraremos con él para que pueda aceptar cómo “es” sin ningún tipo de valoración, sin pelearse ni entrar en conflicto con ello. Apropiarse de “lo que me pasa con lo que pasa”, es fundamental en este proceso; es el punto de apoyo para comenzar a incorporar la “otredad”.
A partir de ese momento, lo acompañamos a encontrarse no solo con los otros, sino también con el impacto que causa el COVID-19 y la disrupción en cada una de las personas que son relevantes para él. Para ello es imprescindible ampliar el campo de percepción. Tal como percibimos más de nuestro entorno cuando caminamos que cuando corremos, lo mismo ocurre con nuestro mundo interpersonal. Cuanto más aquietada tengamos nuestra mente, cuanto mayor sea nuestra capacidad de gobernar nuestros pensamientos y emociones, cuanto más nos detengamos a observarnos, mayor es nuestro campo de amplitud perceptual objetiva. De esta manera podemos observar más de nuestro mundo interpersonal de lo que observábamos antes ya que, al tener una mayor comprensión de nosotros mismos, somos capaces de empatizar con el otro y comprenderlo aún mejor.
Por eso, esta metodología brinda excelentes herramientas para ser más cooperativos, colaboradores, co-líderes, co-creadores. Se trata de una instancia netamente cognitiva, emocional y experiencial. A partir de aquí, cada interacción de la persona con los otros le resonará. Con su campo de percepción ampliado, el individuo se convierte en una caja de resonancia una vez que entra en contacto con la otredad.
En esta instancia, facilitamos la validación de la experiencia social de la otredad de cómo están sucediendo las cosas (es decir, aceptar cómo los demás transitan la disrupción que acontece), y no cómo nos gustaría que fuese (despojando a la persona del modo condicional: tuviera, hubiera, etc). La aceptación nos habilita a resignificar nuestras relaciones con la otredad al permitirnos dejar de lado el juicio, las críticas, las opiniones, y todo aquello que interfiere con nuestra percepción.
Todo esto resulta estratégico para ser capaces de registrar más y mejor información sobre los demás, a la vez de lograr atender conscientemente cómo ella nos afecta. De esta manera somos capaces de pensar cómo relacionarnos con mayor asertividad, eficiencia e impacto.
Toda esta nueva profundidad en la interacción interpersonal lleva al individuo a un concepto sentido de un nosotros, con “Co´s” (colaboración, cooperación, continuidad, comprensión, conexión, co-creación, co-liderazgo, comunicación) más precisos y efectivos, lo que lo lleva a repensar su rol y desde dónde puede agregar mayor valor, así como también lo lleva a reflexionar sobre los otros.
La integración de ambas dimensiones
Tras la asimilación de los nuevos aprendizajes, la última instancia de la metodología es de reflexión personal. Acompañamos a observarse luego de todo el recorrido para notar cambios o indicios de transformación. Nuestro enfoque lo invita a hacerse preguntas, poniendo especial foco en el por qué y en el para qué de su rol, sondeando el sentido y el propósito. Bajo estas nuevas circunstancias excepcionales, el objetivo es repensar desde dónde puede agregar mayor valor.
Paradójicamente, los tiempos actuales son de calma. Calma para desarrollar la atención consciente, la observación consciente y la acción consciente. Es por eso que lo que subyace a esta metodología es la importancia de detenerse, observar y atender plenamente a través de distintas técnicas. A partir de ello, la clave está en identificar si la persona puede y/o quiere buscar un nuevo rol y plantear nuevos objetivos para elegir cómo y donde actuar.